Amaneceres luminosos que nos conducían hacia el Valle de San Nicolás, un despertar de los sentidos para disponer la mente y el corazón para el contacto con el saber. Luz matinal para impulsar el pensamiento y dar forma a reflexiones sobre la evaluación y las competencias, la inserción laboral y la permanencia estudiantil. 108 kilómetros nos separaban, dos veces a la semana, de un centro del saber que propició la formación. La brújula para guiarnos era no una aguja que marcaba el norte, sino un impulso de saber que nos dirigía al encuentro. Brújula que apuntaba al oriente, donde está ubicada una de las sedes de la Universidad de Antioquia.

Durante dos meses, recorrimos 108 kilómetros para encontrarnos con 18 estudiantes que dispusieron su tiempo de vacaciones escolares para aprender de otros modos, otros conceptos, y practicar la evaluación como aprendizaje.

Así, 60 días, 108 kilómetros, 18 estudiantes, tres profesoras, cuatro unidades formativas conjugadas para el Programa Formativo EDECOM. Números mágicos que dan cuenta de una disposición, una voluntad.

Lo que antes fue una posibilidad, ahora, es un tiempo ido, uno que nos hizo felices y nos permitió validar la importancia de la formación, la educación y el acompañamiento, para generar otros pensamientos, otros modos de hacer, otras formas de mirar.

Celebramos, gozosas, la finalización de actividades en el Programa Formativo  EDECOM, en la Sede Oriente de la Universidad de Antioquia; queremos pensar que esta finalización no es un cierre, no es un punto final, sino puntos suspensivos que nos ofrecerán la posibilidad de tener una segunda parte, de mano de los relatos y experiencias que propiciamos.

Universidad de Antioquia